Un tesoro histórico en Barracas

En el cruce de las calles Luján y Vieytes, en el corazón de Barracas, se encuentra El Puentecito, un bodegón que ha resistido el paso del tiempo desde su fundación en 1873. Lo que comenzó como una pulpería para los trabajadores portuarios se transformó, décadas después, en un despacho de bebidas, un almacén y finalmente, en el restaurante que hoy conocemos.

Este local es más que un bodegón: es un testimonio vivo del Buenos Aires de antaño. En 2019, la Legislatura porteña lo declaró sitio de interés cultural, reconociendo su valor histórico y arquitectónico.

Un viaje en el tiempo: La estética y el ambiente

Entrar a El Puentecito es como retroceder en el tiempo.

• El salón: Mesas con manteles blancos, cobertores de cuero y sillas estilo thonet crean una atmósfera clásica.
• Detalles únicos: Vajilla de época, bandejas de metal plateado, fotos antiguas y banderines decoran las paredes, mientras los barriles en el patio aportan un toque rústico.
• Atención personalizada: Los mozos, con años de experiencia, cuidan cada detalle para hacer que cada visita sea memorable.

El Menú: tradición y abundancia

Como buen bodegón porteño, la carta de El Puentecito es variada, abundante y con sabores que remiten a la cocina casera. Entre las opciones más destacadas:

• Entradas: Omelette de alcauciles, rabas y mejillones a la provenzal.
• Platos principales: Costillas de cerdo a la riojana, asado de tira y platos clásicos como milanesas napolitanas.
• Postres: Flan casero, queso y dulce, tarantella o el infalible Don Pedro.

Cada plato es servido en porciones generosas, ideales para compartir y disfrutar en familia o con amigos.

Ubicación y datos útiles

El Puentecito se encuentra en Vieytes 1895, en el barrio de Barracas, a pocos metros del Riachuelo. La ubicación, en una esquina emblemática, es un atractivo en sí mismo.

Una experiencia inolvidable

Más allá de la comida, visitar El Puentecito es sumergirse en una experiencia que mezcla historia, tradición y hospitalidad. Desde sus orígenes como pulpería hasta convertirse en un bodegón icónico, este lugar invita a los comensales a disfrutar de los sabores de la vieja Buenos Aires.