25/11/2024
El jengibre, con su sabor picante y su aroma inconfundible, es un ingrediente esencial en muchas cocinas y un aliado para la salud. Cultivarlo en casa es más fácil de lo que creés: con un trozo de rizoma, un poco de paciencia y los cuidados adecuados, podrás disfrutar de esta raíz fresca y lista para usar en tus platos favoritos.
El jengibre (Zingiber officinale) es conocido por su versatilidad en la cocina y sus múltiples beneficios para la salud. Ya sea fresco, seco o en polvo, esta raíz aporta un toque único a recetas saladas y dulces, además de ser un aliado natural contra náuseas, mareos y problemas digestivos.
¿Lo mejor? Podés cultivarlo en casa, ya sea en una maceta o en tu jardín, a partir de un simple trozo de rizoma. Con un poco de dedicación, tendrás una planta que no solo embellece tu espacio, sino que también te proporciona un ingrediente fresco y lleno de sabor.
1. Conseguí un trozo de rizoma:
Elegí un pedazo de jengibre fresco que tenga yemas visibles (los pequeños brotes).
2. Activá el rizoma:
Sumergilo en agua durante 3 o 4 horas para que absorba humedad. Luego, colocá el trozo húmedo en una bolsa de plástico y dejalo reposar por una semana. Pasado este tiempo, deberías notar los primeros brotes.
3. Prepará el lugar de siembra:
Elegí una maceta con buen drenaje o un rincón de tu jardín. Usá una mezcla de tres partes de tierra ecológica, una parte de abono o humus y agregá perlita para mejorar el drenaje.
4. Plantá el rizoma:
Colocá el trozo de jengibre horizontalmente sobre el sustrato y hundilo con cuidado, dejando las yemas expuestas.
5. Regá con moderación:
Mantené la tierra húmeda, pero sin encharcarla. Regá cada dos o tres días, evitando mojar directamente el rizoma.
6. Proveé un ambiente ideal:
El jengibre crece mejor en temperaturas entre 20°C y 21°C. Es perfecto como planta de interior, siempre lejos de corrientes de aire frío o calor excesivo.
Con los cuidados adecuados, en un mes comenzarán a crecer los primeros tallos. Podés cosechar pequeños trozos de raíz a los tres o cuatro meses. Simplemente remové la tierra con cuidado, cortá lo que necesités y volvé a cubrir el rizoma para que continúe creciendo.
Tener jengibre fresco a mano abre un mundo de posibilidades en la cocina. Usalo para realzar salsas, marinadas, currys o incluso infusiones calientes en invierno. También es ideal para postres, como galletas de jengibre o bizcochos especiados. Su frescura hará la diferencia en cada plato.
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