02/04/2024

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Armonizando el Mercadito: Cómo un Músico Revitalizó un Espacio de Barrio con Arte y Gastronomía

Gustavo Firmenich es un reconocido saxofonista y clarinetista de Ramos Mejía. Compró el "Mercado Bolívar" y lo convirtió en un "espacio de café, charla y música para compartir".

"Para Gustavo Firmenich, músico, docente y recientemente fundador de El Mercadito de las Artes en el corazón de Ramos Mejía, el propósito no es meramente económico; lo primordial es crear un punto de encuentro. Esta nueva iniciativa cultural fusiona el arte y la gastronomía en una propuesta innovadora para la comunidad.

Además de su reconocida trayectoria como saxofonista y clarinetista, destacado por su trabajo con el grupo Tango Jazz Quartet en casi 30 giras internacionales (EE.UU., Europa, Brasil, Rusia, China y Sudáfrica), así como por su labor como creador y director de otras orquestas y productor de festivales de Jazz, Firmenich demuestra su pasión por el arte y el compartir.

Siendo vecino de Ramos Mejía desde siempre, Firmenich anhelaba un espacio donde pudiera reunir a familiares, amigos y vecinos mediante la música y la gastronomía. Su visión para El Mercadito de las Artes es clara: un lugar donde al sentarte a tomar un café, siempre sucederá algo interesante, algo para ver y escuchar."

Situado en Bolívar 547, el lugar originalmente era el antiguo "Mercado Bolívar", una galería centrada exclusivamente en la gastronomía. Según Firmenich, fue establecido el 6 de marzo de 1954 y cesó su actividad durante la era menemista, cuando surgieron los shoppings e hipermercados y "la mayoría de los mercados desaparecieron".

En una conversación, Gustavo relata su interés por adquirir el espacio para renovarlo a un conocido del barrio, un "hombre bastante mayor", hijo de los cuidadores del antiguo Mercadito. Sin embargo, este siempre respondía de manera evasiva: "cuando lo venda, te avisaré".

De esta manera, junto con el Club de Música, una organización no gubernamental fundada por Firmenich y Romina Bochicchio con la misión de democratizar el acceso al arte, y con el respaldo de amigos y de Patricia, su esposa, se embarcaron en el proyecto de renovación del Mercado.

El esfuerzo dedicado a la reinauguración fue incansable. Por un lado, tuvieron que lidiar con la gran cantidad de escombros y materiales inservibles que ocupaban el lugar. Por otro lado, su objetivo primordial a corto plazo era abrir las puertas del Mercadito de las Artes al público durante la primera semana de marzo, coincidiendo con el 70 aniversario del lugar. Para lograrlo, necesitaban tener listo el área de comidas y un auditorio para conciertos.

Desde el momento en que colocaron el primer contenedor de escombros en la acera, los pasillos comenzaron a llenarse de transeúntes que rememoraban junto a ellos la época en que el Mercado era el centro del barrio. "Nos sorprendió gratamente ver cómo la comunidad se identificó con este espacio", comenta Gustavo.

"Gustavo había compartido con una vecina de avanzada edad: 'El 6 de marzo, sin importar cómo estemos, nos reuniremos para brindar y celebrar'. Al enterarse de la reapertura del Mercadito y escuchar su historia, esta vecina donó al espacio revistas del año 1954 que habían pertenecido a su padre, las cuales ahora están en exhibición en el local.

Gustavo describe el evento como 'básicamente una fiesta de agradecimiento a todas las personas que nos han ayudado'. Además, destaca: 'Es importante recordar que este sigue siendo un espacio para compartir'."


El área de restauración del Mercadito, conocida como "Allegro il dolce", está bajo la dirección de Lucía, la sobrina de Firmenich. Justo enfrente se encuentra "la caja de madera", un auditorio con capacidad para 60 personas diseñado para presentaciones acústicas, equipado con un sistema de sonido de alta calidad. Continuando por un pasillo amplio, se encuentran más de tres locales que están siendo acondicionados para ofrecer clases de pintura, yoga, batería, teatro y otras disciplinas artísticas.

Gustavo resume: "Desde mi punto de vista, en el ámbito cultural, cuanto más nos unimos, más nos fortalecemos".

Con la dirección de Lucía, sobrina de Firmenich, y la apertura de un auditorio y locales para diversas disciplinas artísticas, El Mercadito de las Artes se erige como un lugar de intercambio cultural y social. La comunidad se ha volcado con entusiasmo a este proyecto, demostrando el valor de la unión en la promoción del arte y la convivencia vecinal. Para Gustavo, este espacio representa más que un simple mercado, es un símbolo de colaboración y fortaleza cultural en Ramos Mejía.

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