1. "Los productos light son más saludables"

Uno de los mitos más extendidos es que los productos etiquetados como "light" son siempre una opción más saludable. En realidad, el término "light" solo indica que el producto tiene una reducción de al menos un 25% en algún componente, como grasas o azúcares, en comparación con su versión original. Sin embargo, esto no significa que sea una opción saludable. Por ejemplo:

• Muchos productos "light" reducen las grasas pero añaden más azúcares para mantener el sabor.

• Otros productos eliminan azúcares pero agregan edulcorantes artificiales, cuyo impacto en la salud sigue siendo debatido.

• En algunos casos, la diferencia calórica es insignificante y no representa una ventaja real.

Consejo:

Más que confiar en el término "light", revisá la lista de ingredientes y la información nutricional para evaluar el contenido real del producto.

2. "El pan integral siempre es mejor que el pan blanco"

El pan integral es frecuentemente considerado una opción más saludable que el pan blanco, pero no siempre es así. Muchas veces, los panes etiquetados como "integrales" contienen solo un pequeño porcentaje de harina integral y el resto sigue siendo harina refinada con colorantes para dar una apariencia más oscura.

El beneficio del pan integral proviene de su mayor contenido de fibra y nutrientes, pero si está hecho con harinas altamente procesadas, esa ventaja se reduce drásticamente.

Consejo:

Buscá panes con harina 100% integral como primer ingrediente en la lista y evitá aquellos que incluyan azúcares agregados o harinas refinadas como base.

3. "El azúcar de caña es mejor que el azúcar blanco"

Existe la creencia de que el azúcar mascabo, de caña o moreno es significativamente más saludable que el azúcar refinado. Si bien estos azúcares conservan algunas trazas de minerales debido a su menor procesamiento, la realidad es que siguen siendo azúcar y tienen un impacto similar en el organismo.

El consumo excesivo de azúcar, independientemente de su origen, está vinculado con problemas metabólicos, resistencia a la insulina y obesidad.

Consejo:

Lo más importante no es el tipo de azúcar, sino reducir su consumo en general.

4. "Los jugos de frutas son igual de saludables que comer fruta"

Muchas personas creen que tomar un vaso de jugo de naranja es igual de saludable que comer una naranja, pero hay una gran diferencia:

• El jugo de frutas, incluso si es natural, concentra los azúcares de varias frutas sin la fibra que ayuda a moderar su absorción.

• Al tomar un vaso de jugo, se pueden consumir el equivalente a 3 o 4 frutas en minutos, lo que provoca un rápido aumento de azúcar en sangre.

Consejo:

Optá por comer la fruta entera en lugar de tomar jugos. Si querés una bebida refrescante, probá con agua saborizada naturalmente con rodajas de fruta.

5. "Los productos sin gluten son más saludables"

La dieta sin gluten se ha popularizado como una opción "más sana", pero en realidad, los productos sin gluten están destinados a personas con celiaquía o sensibilidad al gluten. Muchos productos sin gluten industriales contienen más azúcar, grasas y aditivos para compensar la textura que proporciona el gluten.

Si no sos celíaco o intolerante al gluten, eliminarlo de tu dieta no tiene beneficios probados para la salud.

Consejo:

Si querés una alimentación saludable, priorizá alimentos naturales y poco procesados en lugar de preocuparte por si contienen gluten o no.

6. "Las grasas son malas para la salud"

Por décadas, se nos ha dicho que las grasas son perjudiciales, pero hoy sabemos que no todas las grasas son iguales. Las grasas trans (presente en productos ultraprocesados) y el exceso de grasas saturadas pueden ser perjudiciales, pero las grasas saludables, como las presentes en el aceite de oliva, el aguacate y los frutos secos, son fundamentales para el funcionamiento del cuerpo.

Consejo:

No le tengas miedo a las grasas saludables; en su justa medida, son esenciales para una dieta equilibrada.

El marketing de la industria alimentaria muchas veces nos lleva a creer cosas que no son del todo ciertas. Lo más importante es aprender a leer etiquetas, conocer la procedencia de los productos y evitar el exceso de alimentos ultraprocesados.

En definitiva, la mejor forma de comer saludable no se basa en seguir modas, sino en optar por alimentos naturales, variados y equilibrados. ¡La información es poder, y ahora estás un paso más cerca de tomar mejores decisiones para tu salud!