25/04/2025
Si te gusta cocinar en casa pero no tenés ganas de pasar horas en la cocina, esta receta es para vos. Los scones de calabaza combinan lo mejor de dos mundos: son rápidos, económicos y tienen ese sabor casero que transforma cualquier tarde. Con pocos ingredientes y en solo 30 minutos, podés preparar una merienda diferente, ideal para compartir con mate, café o té.
Cuando hablamos de recetas dulces con identidad argentina, el scone se viene ganando su lugar en las mesas porteñas. Esta versión con calabaza no solo es original y más saludable, sino que también es ideal para aprovechar sobras de puré que hayan quedado de otra comida. La textura esponjosa, el toque dulce natural del zapallo y la posibilidad de acompañarlos con queso crema o mermelada los convierten en una opción irresistible.
400 g de harina 000
280 g de puré de calabaza
1 huevo
1 cucharada de mostaza
1 cucharada de sal fina
1 cucharada de polvo para hornear
100 g de crema de leche
50 g de manteca
Semillas varias para decorar (opcional)
Mezclá la harina con el azúcar en un bowl grande.
Sumá la manteca fría en cubitos y hacé un arenado con las manos o un tenedor.
En otro bowl, batí el huevo con sal y asegurate de que el puré esté bien pisado.
Uní todos los ingredientes hasta formar una masa blanda.
En una placa enmantecada, formá un disco de masa de 20 cm y cortalo en 8 porciones.
Opcional: pintalos con leche y azúcar, y decoralos con semillas.
Hornealos a 180° por 20-25 minutos o hasta que estén dorados.
Prepará el puré con anticipación: asá la calabaza para un sabor más intenso y dulce.
Usá harina común? No hay problema: agregá polvo de hornear y sal.
Todos los ingredientes a temperatura ambiente para una masa más homogénea.
Con qué acompañarlos: mermelada de frutilla, durazno o queso crema son aliados ideales.
¿Te sobraron? Guardalos en un recipiente hermético y aguantan varios días.
Los scones de calabaza son ideales para esos días frescos en los que da ganas de prender el horno y disfrutar algo casero. Tienen ese sabor reconfortante que invita a una charla tranquila o a una pausa en medio del día. El dulzor natural del zapallo se realza con un toque de mostaza y la manteca les da esa miga suave que se deshace en la boca.
Además, al ser tan simples y versátiles, son una excelente alternativa para quienes están dando sus primeros pasos en la cocina o buscan una receta para hacer en familia.
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