Realmente, existe una variedad para satisfacer cada gusto y situación. Se estima que en Argentina se producen más de 150 tipos de quesos, aunque estamos lejos del país líder, Francia, donde se calcula que hay más de 400 tipos, nuestra diversidad es notable.
En cuanto al consumo, Argentina no alcanza los niveles de Europa o Estados Unidos, pero es el mayor consumidor de América Latina, con un promedio de 12 kilos anuales por persona según las últimas estadísticas del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
Este delicioso producto lácteo se puede disfrutar en desayunos, picadas o como postre, aunque esta última opción no es tan común en el país. También es un ingrediente muy utilizado en numerosas recetas.
Existen diversos criterios para clasificar los tipos de queso. Se pueden categorizar según su humedad en cremosos, semiblandos, semiduros y duros, en orden decreciente. En cuanto a su contenido graso, se clasifican en descremados, semigrasos, grasos y extra grasos. También se pueden distinguir por características como su corteza, cuajada, tiempo de maduración o la leche utilizada en su elaboración, siendo las más comunes la leche de vaca, oveja, cabra y búfala.
Cada variedad de queso tiene un período óptimo de consumo que depende de su maduración. Por ejemplo, los quesos cremosos alcanzan su punto óptimo de consumo entre los 20 y 25 días después de su elaboración, mientras que los semiduros y semiblandos requieren de 30 a 35 días. Los quesos duros necesitan aproximadamente un mes de maduración por kilogramo antes de estar listos para su consumo.
Un aspecto importante a considerar es cómo almacenarlos adecuadamente. Los expertos en queso sugieren conservarlos en el refrigerador, manteniendo una temperatura entre 2° y 8° Celsius. La disposición dentro del refrigerador varía según el tipo de queso: se recomienda almacenar los quesos blandos en la parte inferior, los semiduros en el centro y los de pasta dura en el estante superior. Para evitar que se sequen, es ideal guardarlos en un recipiente hermético, colocando un trozo de pan dentro para mantener la humedad. Alternativamente, se puede envolver el queso en papel film y cambiarlo cada quince días. No se aconseja congelarlos.
Los tipos de quesos más conocidos en Argentina
Los quesos más reconocidos en Argentina suelen tener su origen en Europa, aunque las recetas locales pueden adaptarse según las preferencias y normativas locales. Además, es importante mencionar que en el país se elaboran quesos autóctonos en varias provincias, como el Tafí en Tucumán, el Goya en Corrientes, y variedades en Chubut y Tandil, entre otros lugares.
Queso Mar del Plata u Holanda
Se conoce originalmente como Holanda, sin embargo, se presume que los inmigrantes que lo elaboraban comenzaron su producción en la ciudad costera de Mar del Plata, de donde derivó su segundo nombre. Este queso tiene una textura semidura y semigrasa, elaborado a partir de leche de vaca parcialmente descremada. Presenta una pasta uniformemente amarilla con pequeños agujeros dispersos. Su sabor combina notas ligeramente picantes y dulces, mientras que su corteza es lisa y firme, a menudo cubierta con parafina natural o coloreada con pintura roja o amarilla. Se madura durante un período de 4 a 12 meses.
Formas de disfrutarlo: Es un imprescindible en las tablas de quesos o picadas. Se combina especialmente bien con dulces, como en el popular postre vigilante, acompañado de dulce de batata o membrillo.
El nombre de este queso se origina en su lugar de procedencia, la ciudad y comuna de Gruyères, situada en la región occidental de Friburgo. Se distingue por su corteza altamente aromática, su textura untuosa y el característico ojo grande y brillante que lo marca.
Aunque la receta tradicional proviene de Suiza, cada país donde se produce este queso aporta sus propias características distintivas. En Argentina, el Gruyère tiende a tener un ojo más grande que su contraparte europea y un sabor dulce y ligeramente picante. Se recomienda su consumo dentro de los noventa días posteriores a su elaboración, si bien este periodo puede variar según las hormas, que suelen pesar entre 40 y 60 kilogramos.
Formas de disfrutarlo: Es un elemento indispensable en las tablas de quesos. Se combina especialmente bien con jamón crudo, alcachofas, pimientos y aceitunas. Además, es ideal para gratinar pastas y es ampliamente utilizado en la elaboración del chipá.
El término "queso azul" se refiere de manera genérica a todos los quesos que contienen un hongo conocido como penicillium. También se le conoce como queso roquefort, aunque estrictamente este nombre solo puede aplicarse a los quesos producidos en la región de Roquefort, Francia, donde tienen su origen.
Cuando recién se elabora, este queso no presenta tonalidades azules, sino que es completamente blanco, ya que aún no ha desarrollado el hongo que le otorga las características manchas azules. El crecimiento de este hongo se produce en las cámaras que recrean las condiciones ambientales de las cavernas naturales de la región de Roquefort. Mientras que el queso azul francés se elabora con leche de oveja cruda, las variedades locales suelen emplear leche de vaca pasteurizada.
Una vez que el hongo penicillium comienza a desarrollarse, su progreso es continuo, lo que determina una vida útil del queso que comienza aproximadamente a los 45 días de su elaboración y puede extenderse hasta los 200 días si se conserva adecuadamente.
Formas de disfrutarlo: Se puede disfrutar con bruschettas, en salsas para pescados o acompañado de higos. También es delicioso en tartas de calabaza, especialmente cuando se combina con el crocante de los frutos secos, que realza su sabor de manera especial.
Queso Brie
En su país de origen, Francia, este queso es reconocido como "el rey de los quesos" y proviene de la región de Brie, ubicada al oeste del país. En Francia, se elabora con leche cruda, una práctica que no está permitida según las regulaciones argentinas.
En Argentina, se comercializa la versión artesanal de este queso, elaborada con fermentos franceses, aunque su sabor es más delicado en comparación con el brie europeo. Quienes aprecian este tipo de quesos saben que tienen una característica distintiva: un ligero sabor a amoníaco, que puede resultar desagradable si es demasiado pronunciado. El momento ideal para consumirlo es a partir de los 30 días de su elaboración.
Aunque su apariencia puede llevar a confusión con el camembert, una forma sencilla de distinguirlos es observando la forma del queso: en el camembert, la altura es igual al diámetro, mientras que el brie tiene una forma más plana y se elabora en piezas grandes de 1.5 a 2.5 kilogramos. Ambos son quesos con corteza enmohecida.
Formas de disfrutarlo: Debido a su textura suave, se puede disfrutar solo. Combina muy bien con frutos rojos, pimienta, miel, jaleas e incluso la manteca.
Este queso tiene sus orígenes en el sur de Italia, donde su producción comenzó a finales del siglo XIX.
Se trata de un queso semiduro elaborado con leche de vaca o de búfala, presentando un color claro y una textura firme y fibrosa. Su sabor puede variar desde suave hasta fuerte y picante, dependiendo de su tiempo de maduración.
Formas de disfrutarlo: Se recomienda consumirlo solo, cortado a mano en trozos para poder apreciar su textura. También es ideal para gratinar verduras o pastas. Otra opción es cortarlo en escamas con un pelapapas y añadirlo a ensaladas.
Burrata
La burrata es una variante de la mozzarella que se elabora con el corazón de stracciatella, que es un queso hilado de mozzarella mezclado con crema. De esta manera, el relleno líquido queda encapsulado dentro de la porción redonda de burrata, la cual se cierra como un pañuelo y se ata con un nudo.
Se produce fresca del día, pero se conserva envasada en el líquido en el que se elaboró y se mantiene en refrigeración en atmósfera controlada, lo que permite que pueda durar hasta 25 días.
Formas de disfrutarla: Se recomienda servirla en porciones rociadas con aceite de oliva y pimienta negra. También es deliciosa con tomate fresco o con pesto fresco, siguiendo la tradición italiana. Una opción popular es agregarla a la pasta al dente con salsa y llevarla al horno caliente, donde se fundirá y se mezclará con la salsa.
Mozzarella
De origen italiano, este queso se caracteriza por su aspecto fresco, suavidad y brillo. Su firmeza varía según su contenido de grasa. Presenta una textura ligeramente viscosa y elástica, sin corteza, y su pasta, prensada y fresca, ofrece un sabor suave y cremoso. Fabricado tradicionalmente con leche de vaca, también puede elaborarse con leche de búfala, siendo un componente tradicional en la gastronomía italiana.
Formas de disfrutarlo: Es un ingrediente principal en la pizza, pero también se utiliza en rellenos de tartas y empanadas. Excelente para gratinar, ya que se funde y dora fácilmente. La versión más compacta es ideal para picadas y para la clásica ensalada caprese, con tomate y albahaca.
Este queso francés tiene su origen como parte de la familia de los quesos trapenses, elaborados por monjes y monjas cistercienses en abadías de la Orden de la Trapa. Para ser considerado trapense, debe cumplir con ciertos requisitos y su gestión debe estar subordinada a la vida monástica, lo que explica las diferencias entre la versión del port salut que conocemos y su contraparte francesa.
Es un queso de pasta blanda y grasa, aunque también puede elaborarse a partir de leche parcial o totalmente descremada, conocido como port salut light, recomendado en muchas dietas para bajar de peso. Contiene aproximadamente un 50% de agua en su composición. Su pasta es elástica, de color blanco amarillento y sin orificios.
Formas de disfrutarlo: Aunque se derrite con el calor, al enfriarse recupera una consistencia ligeramente chiclosa. Por lo tanto, si se utiliza en rellenos, es mejor consumirlo cuando está derretido. Cortado en formato "casette" y servido sobre tostadas, es un acompañamiento común en desayunos o meriendas.
Danbo
Este queso, originario de Dinamarca, es un queso curado de pasta semidura, uniforme y de color amarillento. Se caracteriza por su sabor suave y aromático, con posibles pequeños agujeros en su pasta y una cubierta de cera amarilla o roja. Conocido popularmente como "queso de máquina", es especialmente adecuado para sándwiches. Suele madurarse durante un período que varía entre 12 y 50 semanas, durante el cual está cubierto por cultivos bacterianos que luego se eliminan antes de su fraccionamiento y venta.
Formas de disfrutarlo: Es ideal para utilizar en cualquier tipo de sándwich. También puede cortarse en cubitos y servirse como parte de una tabla de picadas, ya que se mantiene en buenas condiciones a temperatura ambiente.
Sardo
El queso Sardo es un queso de pasta semi dura, con un sabor suave y ligeramente salado. Su color es blanco amarillento, similar al del queso Pecorino Romano, aunque este último se elabora con leche de oveja, mientras que el Sardo se produce a partir de leche de vaca. Su característica distintiva es su aroma pronunciado en su juventud, que se va intensificando a medida que pierde humedad durante su maduración, convirtiéndose en un queso más duro y con un sabor más intenso.
Formas de disfrutarlo: Se puede servir troceado como acompañamiento de vinos de carácter fuerte o como parte de aperitivos. Rallado, es ideal para agregar a platos de pasta o risottos, aportando su sabor distintivo.
Parmesano
Este queso, creado por monjes benedictinos y de origen italiano, es conocido verdaderamente como Parmigiano Reggiano. Posee la denominación de origen protegida (DOP), lo que significa que únicamente los quesos producidos en las campiñas italianas de las regiones de Parma, Reggio Emilia, Módena, Mantova y Bolonia pueden llevar este nombre. Se trata de un producto semigraso de pasta dura y textura finamente granulada, elaborado con leche cruda de vaca y envejecido un mínimo de 12 meses. Presenta un color amarillo claro y un sabor con ligeras notas picantes, siendo muy aromático y de alto valor.
Formas de disfrutarlo: Se consume mayormente rallado, aunque también puede encontrarse en virutas o láminas. Es ideal para finalizar risottos, pastas y gratinar una variedad de platos. Se complementa maravillosamente con vinos intensos y whiskies.
Reggianito Se trata de la versión argentina del Parmigiano Reggiano, elaborada por inmigrantes italianos que deseaban recrear el sabor de los quesos de su tierra natal. Similar al italiano en textura granulada y sabor intenso, dentro de la categoría de quesos duros, esta variante resulta relativamente económica.
Formas de disfrutarlo: Es ideal para usar en pastas y arroces, como relleno, gratinado o parte de una tabla de quesos para picadas.
Gouda De origen holandés y de tonalidad amarillenta, este queso se produce a partir de leche de vaca pasteurizada. Durante su elaboración, se sumerge en salmuera, lo que realza el sabor de la corteza y le otorga un aroma más pronunciado. Destaca por su textura firme y su forma redonda característica, mientras que su sabor es suave y ligeramente dulce.
Formas de disfrutarlo: Es ideal como acompañamiento en aperitivos, para agregar a sándwiches o para incorporar en ensaladas.
Cheddar
Originario de Somerset, en el valle de Cheddar, Inglaterra, este queso se destaca por su distintivo color amarillo anaranjado. Sin embargo, su tonalidad puede variar conforme madura, llegando incluso a adoptar un tono amarillo claro. Es común que se le añadan colorantes para alcanzar el color característico que todos reconocemos, ya que en Europa este queso es prácticamente blanco. Elaborado a partir de leche de vaca pasteurizada, posee una textura cremosa y un sabor dulce.
Formas de disfrutarlo: Es ideal para acompañar hamburguesas y cualquier tipo de sándwich con carne caliente, ya que se derrite lentamente, transformándose en una crema sedosa en la boca.
Este queso proviene de Normandía, Francia, y se elabora con leche de vaca. Presenta una pasta blanda, cremosa y suave, con una corteza enmohecida y aterciopelada que ocasionalmente puede mostrar manchas oscuras. Cuando está fresco, tiene un aroma y sabor suaves, pero con el tiempo puede adquirir un sabor amoniacal y amargo. Su color es crema, aunque no tan blanco como su pariente cercano, el queso brie.
Formas de disfrutarlo: Debido a su sabor delicado y afrutado, se puede disfrutar solo o sobre tostadas. Se combina muy bien con jamón crudo, y para los paladares más exigentes, se puede empanar y freír para obtener un bocado delicioso.
Es el queso de oveja más emblemático de la cocina griega, reconocido en todo el mundo. En el año 2002 obtuvo la DOP Europea (Denominación de Origen Protegida), que se aplica únicamente a los fetas producidos en Grecia a partir de leche de oveja. Se caracteriza por tener una textura blanda y semi-cremosa, que se desmenuza fácilmente con los dedos. Su color es blanco puro y su sabor es suave, con notas ligeramente ácidas y amargas.
Formas de disfrutarlo: Es excelente para ensaladas y tablas de quesos, donde se destaca fácilmente a simple vista. El tomate es un excelente acompañamiento para este queso, que también se puede utilizar como cobertura para bruschettas.
Mascarpone
Originario de la región de Lombardía, donde las vacas se alimentan de una dieta especial de hierbas, heno y flores que le confieren un sabor distintivo, el mascarpone es una crema concentrada con un alto contenido graso. Se utiliza ampliamente en repostería debido a su textura suave y su similitud con la crema batida. Sin embargo, tiene una vida útil limitada, conservándose por un máximo de dos semanas.
Formas de disfrutarlo: Es conocido por ser la base del famoso postre italiano, el tiramisú, que combina vainillas remojadas en café con una crema de huevos y mascarpone. Además, se puede emplear en salsas saladas y diversos rellenos.