27/01/2025
Si pensabas que hacer un bizcochuelo casero era complicado, esta receta te va a demostrar lo contrario. Sin manteca, con pocos ingredientes y un resultado húmedo, esponjoso y perfecto para cualquier merienda. Ya sea solo con azúcar impalpable o como base de una gran torta, este bizcochuelo se va a convertir en tu nueva receta favorita.
Si creías que hacer un bizcochuelo casero era una misión imposible, como armar un mueble sin instrucciones, traigo buenas noticias: esta receta es tan fácil que podría hacerla hasta tu tío que prende el microondas con miedo. Y lo mejor de todo es que el resultado es un bizcochuelo húmedo, esponjoso y alto. Una verdadera obra maestra de la repostería casera.
No lleva manteca, así que además de ser más económico, es más húmedo y liviano.
Es tan versátil que podés usarlo como base para cualquier torta o comerlo así nomás, espolvoreado con azúcar impalpable. (Si es que no desaparece antes de que llegues a ese paso, como le pasó a "una amiga"...)
Es de esas recetas que perfuman toda la casa con olor a felicidad.
3 huevos
1 taza de azúcar
1 taza de aceite neutro
2 tazas de harina 0000
1 cdita de polvo para hornear
Esencia de vainilla a gusto
Cascar los huevos en un bowl y batirlos con el azúcar. Podés usar batidora o, si te gusta vivir al límite, hacerlo a tenedor. Lo importante es batir hasta que la mezcla se ponga más clara y espesa.
Agregar el aceite (neutro, nada de oliva, no queremos un bizcochuelo gourmet raro) y seguir batiendo.
Unas gotitas de esencia de vainilla nunca vienen mal. Batimos un poco más porque sí, porque nos gusta ver cómo todo se integra.
Ahora dejamos de batir y agregamos la primera taza de harina con el polvo para hornear, pasándolos por un coladorcito. Mezclamos con movimientos envolventes, como si estuviéramos arrullando al bizcochuelo.
Repetimos el proceso con la segunda taza de harina. Si la mezcla está muy espesa, sumamos un chorrito de leche; si está muy líquida, más harina. La intuición bizcochuelera nunca falla.
Enmantecamos y enharinamos un molde. (Sí, ya sé que no lleva manteca, pero el molde sí la necesita. Ironías de la cocina.) Vertemos la mezcla con elegancia.
Al horno precalentado a 180ºC por 40-50 minutos. Nada de abrir la puerta antes de tiempo, que el bizcochuelo es como un soufflé caprichoso y se puede bajar.
Test del palillo: pinchamos en el centro y si sale seco, es momento de sacarlo. Dejamos que se entibie antes de desmoldar para evitar tragedias.
Listo, ya tenés un bizcochuelo digno de foto y aplausos. Ahora la pregunta es: ¿lo rellenás o te lo comés así nomás con el mate? Decisión difícil, pero cualquiera sea la elección, es éxito asegurado.
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